Erase una vez una niña muy pequeña que tenía muchos problemas porque su madre siempre le obligaba a ir al castillo para pedirle algo al rey.
La niña siempre le decía que no quería pero su madre le decía que tenia que ir porque sino ella le pegaba. La niña iba obligada por temor a un castigo de su madre. Cuando llegaba y le veía el rey llorando, le preguntaba qué le pasaba.
Al final la niña le pidió al rey lo que le había mandado su madre. El rey le dio lo que había pedido. La niña se fue a casa muy contenta y vivió feliz para siempre.