Retrato Literario
Lo recuerdo como si fuera ayer, cuando llamó a mi apartamento y le vi. Con una cabeza diminuta y un cuello ancho como el de un toro, su piel más pálida que la arena y una voz gruesa y algo desagradable.
Tenía un cuerpo ancho, aunque no era un hombre alto.
Daba la impresión de ser un vagabundo.